No se limita a las acciones durante los procesos electorales, nuestra participación ciudadana inicia en casa, cuidando bien de nuestra familia; en nuestro trabajo, siendo eficientes y productivos; en nuestras comunidades, siendo buenos vecinos; frente a nuestras responsabilidades cívicas, desde no tirar basura en la calle, hasta pagar puntual y responsablemente nuestros impuestos; incluye nuestra fiscalización ciudadana por el buen accionar de quienes están ejerciendo temporalmente los cargos de administración pública.
“Tengan cuidado de cómo se comportan. Vivan como gente que piensa lo que hace, y no como tontos. Aprovechen cada oportunidad que tengan de hacer el bien, porque estamos viviendo tiempos muy malos.”
— Efesios 5:15-16 (TLA)
“Cada uno debe examinar su propia conducta. Si es buena, podrá sentirse satisfecho de sus acciones, pero no debe compararse con los demás. Cada uno es responsable ante Dios de su propia conducta.”
— Gálatas 6:4-5 (TLA)
“A los hermanos de la iglesia, recuérdales que deben obedecer a los gobernantes y a las autoridades del país. Recuérdales también que deben ser obedientes en todo y estar siempre dispuestos a hacer el bien. No deben hablar mal de nadie, ni discutir. Deben ser amables con todos y mostrar humildad en su trato con los demás.”
— Tito 3:1-2 (TLA)
“Así que ustedes deben obedecer a los gobernantes, no sólo para que no los castiguen, sino porque eso es lo correcto. Los gobernantes están al servicio de Dios, y están cumpliendo un deber. Por eso pagan ustedes sus impuestos. Así que páguenle a cada uno lo que deban pagarle, ya sea que se trate de impuestos, contribuciones, respeto o estimación.”
— Romanos 13:5-7 (TLA)
“Para que nadie hable mal de nuestro Señor Jesucristo, obedezcan a todas las autoridades del gobierno. Obedezcan al emperador romano, pues él tiene la máxima autoridad en el imperio. Obedezcan también a los gobernantes. El emperador los ha puesto para castigar a los que hacen lo malo, y para premiar a los que hacen lo bueno.”
— 1 Pedro 2:13-14 (TLA)
“Recomiendo que se ore por los gobernantes y por todas las autoridades, para que podamos vivir en paz y tranquilos, obedeciendo a Dios y llevándonos bien con los demás. Esta clase de oración es buena y le agrada a Dios, nuestro Salvador.”
— 1 Timoteo 2:2-3 (TLA)
“Un día, los fariseos se reunieron y decidieron ponerle una trampa a Jesús, para hacer que dijera algo malo. Mandaron a algunos de sus seguidores, junto con unos partidarios del rey Herodes, para que dijeran a Jesús: —Maestro, sabemos que siempre dices la verdad. Tú le enseñas a la gente que debe obedecer a Dios en todo. No te importa lo que digan los demás acerca de tus enseñanzas, porque tú no hablas para quedar bien con ellos. Dinos ahora qué opinas: ¿Está bien que le paguemos impuestos al emperador de Roma, o no? Pero como Jesús conocía las malas intenciones que tenían, les dijo: —¡Hipócritas! ¿Por qué quieren ponerme una trampa? Muéstrenme una de las monedas que se usan para pagar el impuesto. Entonces le trajeron una moneda de plata, y Jesús les preguntó: —¿De quién es la imagen que está en la moneda? ¿De quién es el nombre que tiene escrito? Ellos contestaron: —Del emperador romano. Jesús les dijo: —Pues denle al emperador lo que es del emperador, y a Dios lo que es de Dios. Los fariseos quedaron asombrados al escuchar la respuesta, y se fueron.”
— Mateo 22:15-22 (TLA)
“Trabajen con mucho ánimo, y no sean perezosos. Trabajen para Dios con mucho entusiasmo.”
— Romanos 12:11 (TLA)
“Yo, el Dios de Israel, a todos los que llevé a Babilonia: Ya que están allí, construyan casas y vivan en ellas. Cultiven sus granjas y coman los frutos que allí se den. Cásense y tengan hijos; no dejen que su población disminuya. Asegúrense de que sus hijos e hijas también se casen y tengan hijos. Además, trabajen para que prospere la ciudad. Rueguen por Babilonia, pues si la ciudad prospera, también ustedes prosperarán.”
— Jeremías 29:4-7 (TLA)
“Así que no nos cansemos de hacer el bien porque, si seguimos haciéndolo, Dios nos premiará a su debido tiempo.”
— Gálatas 6:9 (TLA)
“Nadie busque el bien sólo para sí mismo, sino para todos.”
— Filipenses 2:4 (TLA)